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SOBRE YAMAS Y NIYAMAS: AHIMSA

SOBRE YAMAS Y NIYAMAS: AHIMSA

Si nos ceñimos a la estructura de Patanjali, observamos que antes de nombrar la práctica de Âsanas, enuncia los Yamas y Niyamas como base imprescindible sobre la que construimos nuestro Yoga.

A veces en Occidente se dan por sentado o se obvian. Pero tengo la firme convicción de que el desconocimiento de estas premisas puede ser contraproducente en nuestra práctica. Tenerlas en cuenta, conocerlas y practicarlas, nos sitúa en un contexto claro de lo que estamos haciendo. Nos da una base ética y moral. Y nos recuerda que nuestra práctica no tiene como objetivo moldear el cuerpo. Sino vivir una vida más plena, más en comunión con nuestra naturaleza divina y en comunión con todo lo que nos rodea. Nuestra práctica en ultima instancia debe tener un objetivo espiritual. Una búsqueda de iluminación a nivel corporal, mental y espiritual. 

Buscar la gracia, el equilibrio, la bondad, la auto observación, la evaluación de nuestro modus vivendi, adquirir aquellas costumbres que nos aporten una higiene espiritual y enrgética, etc, sin duda va a enriquecer tu práctica y va a permitir que sea exitosa.

Si, ya sé que os estáis preguntado si es necesario ser buena persona para ponerse en equilibrio sobre la cabeza.  Y mi respuesta es que no. incluso me atrevería a decir que hay muchas personas con un buen control corporal que son capaces de hacer las posturas más avanzadas sin ningún tipo de trabajo interno. La mala noticia es que esas personas no están haciendo yoga. 

Aún así tengo la certeza que determinado trabajo físico, realizado de la forma correcta, inevitablemente te va a llevar a sutilizar tu vida y tus costumbres.  Eso es algo que tienes que observar en tu práctica. 

¿Siento la sensación de alegría interna después de mi práctica? ¿Siento la sensación de no querer tomar o ingerir alimentos pesados, alcohol o tabaco después de mi práctica de yoga? ¿Siento que puedo saborear de una forma más consciente los elementos de la naturaleza cuando acabo mi práctica? ¿Siento que según avanza mi práctica soy capaz de tener una mayor capacidad de amor y comprensión tanto para mí mismo como para los demás? ¿Siento que rechazo y alejo de mi vida aquellas personas y circunstancias que son negativas para mí? 

Podría llenar páginas enteras con todos los beneficios que puedes disfrutar después de tu práctica. 

Pero volvamos a los Yamas y Niyamas.

YAMAS

Los Yamas son códigos de conducta. Encontramos en todas las corrientes espirituales y religiones una serie de conductas que son precisas para que la persona se encuentre en armonía y pueda crecer y evolucionar. Estos códigos éticos nos hacen vivir de forma más plena, llenándonos de bondad, fuerza y sabiduría.

Los Yamas son cinco:

Ahimsa, Satyam, Asteya, Brahmacharya y Aparigraha

Hoy vamos a ver Ahimsa

* AHIMSA: NO VIOLENCIA

Cada uno de los Yamas, dan para un profundo estudio. No son sólo lo obvio. Ahimsa es no violencia. 

Hay una naturaleza animal en el hombre que debe ir siendo sublimada si queremos avanzar no sólo en nuestra práctica de Yoga, sino en nuestra evolución como seres humanos. 

En principio lo primero que se nos viene a la cabeza  cuando hablamos de violencia, es el no matar. Evidentemente se refiere a no acabar con la vida de otras personas. Pero según vamos estableciéndonos en Ahimsa, va creciendo en nosotros una capacidad de “ver” a todos los seres que nos rodean como seres vivientes, como seres que tienen derecho a vivir. Así que progresivamente el corazón se va abriendo y puedes observar la vida que te rodea llena de presencia divina. Uno puede sentir compasión por una araña o una hormiga. Ahimsa te lleva a tener una dieta en la cual no tengas que matar para llenar tu plato. Te llevará a tomar realmente sólo lo que necesites. Sé que esto es muy impopular. Sobre todo al principio. Pero tu práctica debe llevarte poco a poco a abrir el corazón y que en él tengan cabida todos los seres.

Ahimsa no es sólo no matar o torturar a otros seres vivos. Es mucho más profundo que eso. Es esa actitud que te lleva a no sentir ni practicar violencia contra nada ni contra nadie. Himsa (violencia) es también hablar mal del prójimo, alegrarte con su desgracia, insultar, proferir palabras o gestos violentos contra el otro o contra tí mismo. HImsa es cultivar pensamientos negativos contra personas o situaciones. Himsa es vivir en lucha constante con el medio. Con los otros que te rodean. Es tratar mal. A tu familia, a las personas que trabajan para ti, al camarero, al mendigo, a las personas que nos molestan, a los que son diferentes por cualquier motivo, a los enfermos, a los mayores,… 

Himsa es tener sentimientos autodestructivos, es erradicar el amor del corazón. Haciendo que sea un lugar inhabitable y oscuro. El odio es la raíz de Himsa, la falta de amor y comprensión es raíz de HImsa. 

Tener una actitud y una vida en Ahimsa es sólo para los valientes. Para los guerreros luminosos. Para los que no tienen miedo de ser puros, para los que no tienen miedo de Amar con mayusculas. 

Debemos instaurar Ahimsa no sólo con nuestras manos, sino también con nuestras palabras y pensamientos.

Evidentemente Ahimsa es muy difícil. Pero no por ello debe ser algo que demos por cumplido.  Aunque sepa que no puedo pasar por este mundo sin dañar a nadie ni a nada, es maravilloso tratar de hacer el menor daño posible. Esto nos va dando un brillo especial. Una luz interna y externa realmente maravillosa. Esto nos acerca a la conciencia de lo divino. Esto transforma nuestra vida de una existencia gris a una existencia llena de vida y matices. Nos hace amigos de todos los seres. Nos da una poderosa fuerza de voluntad que nos hace invencibles. La raíz de Ahimsa es el Amor. Ahimsa es un deber supremo.

Te seguirás preguntando si esto es necesario para hacer el perro que mira abajo. Pero quizás la próxima vez que lo hagas y fijes tu concentración “tu mirada” en el ombligo, puedas observarte a tí mismo y cómo es tu actuar en el mudo. Que el fuego que despiertes en tu Âsana te lleve a ir quemando la impurezas que te impiden vivir establecido en Ahimsa!